Alrededor del pueblo, numerosas terrazas testigos de seculares trabajos se utilizan todavía como huertos. Unas de ellas la cultivaba el cura cuando todavía quedaba uno permanente en Villatalla hace unos sesenta años.
La cuida todavía parcialmente un valeroso aldeano de 94 años. Se merecía una buena limpieza antes de poder de nuevo dar todo lo suyo.
Después de la roturacíon y labranza de este invierno, tenemos ahora la alegría de recoger el fruto de nuestros esfuerzos : lechugas, rábanos, guisantes… Dentro de poco, acelgas, tomates y patatas, y poco después vendrán berenjenas, cebollas blancas, calabazas y zanahorias. ¡Deo gratias!