Una nueva comunidad benedictina tradicional de estricta observancia nació el 2 de julio 2008 en Villatalla, un pequeño pueblo italiano situado en Liguria sobre las alturas de Imperia, muy cerca de Ventimiglia y de la frontera francesa (véase el mapa).
Esta comunidad fue fundada por dos monjes procedentes de la Abadía de Le Barroux (Francia), a petición de Monseñor Mario Oliveri, obispo de Albenga-Imperia. Encontrará aquí algunas informaciones sobre este proyecto monástico y lo ocurrido durante su reciente instalación.
Esta información religiosa es sobre todo una llamada a la caridad de su rezo y una solicitud de ayuda material de parte de quienes la pueden proporcionar. Gracias de todo corazón.

martes, 11 de agosto de 2009

Visita a Mgr. Guido Pozzo

Unos días despues de nuestros ejercicios espirituales anuales, ocurrio otro acontecimiento — importante para nosotros y para las Comunidades tradicionales – : nuestra visita al nuevo secretario de la Comisión Pontifical Ecclesia Dei, Mgr. Pozzo, cuando acababa de tomar posesión de su nuevo cargo. Nos recibió con los Hermanos Ansgar Santogrossi y Toussaint el martes 11 de agosto con muchísisma amabilidad.

Simple y directamente, tratamos de nuestra situación en Villatalla y de la acogida de Mgr. Oliveri respetando nuestro derecho propio, que prevé la celebración exclusiva del rito tradicional de la misa.
Luego abordamos el tema de la recepción de los documentos conciliares en vista de las inminentes discusiones que iban a efectuarse entre el Vaticano y la Fraternidad sacerdotal San Pio X.

He aquí un resumen de esta entrevista, que pone de manifiesto una apertura y un paso adelante hacia el reconocimiento de los valores defendidos por el movimiento tradicional en su totalidad, aun cuando no compartamos todas las afirmaciones el nuevo secretario de la Comisión Ecclesia Dei.

1. Mgr. Pozzo quiso decirnos que según la carta que acompaña el motu proprio Summorum Pontificum, el rito romano existe en dos formas y « ningún sacerdote puede negarse en principio a celebrar según una u otra forma ». Concretamente, esto implica para él que si un sacerdote, celebrando normalmente según la forma extraordinaria, se viera en una situación de necesidad pastoral en la que la autoridad competente exige una celebración según la forma ordinaria, deberá aceptarla.
Sin embargo, Mgr Pozzo escuchó la opinión que Mgr. Stankiewicz, decano del Tribunal de la Rota, había expresado al Padre Jehan tras haber leído atentamente la Constitución del Barroux, según cual un monje-sacerdote del Barroux no tiene derecho a celebrar según el Novus Ordo Missae, tanto al exterior como al interior del monasterio. Así la obligación de celebrar según el rito antiguo sería un derecho-deber particular a los monjes del Barroux, y ello estén donde estén.
Mgr. Pozzo dijó que conocía Mgr. Stankiewicz. Añadió, por su parte, que incluso si la carta pontifical acompañando Summorum Pontificum precisa que los sacerdotes celebrando en el rito antiguo no pueden negarse como norma a celebrar el nuevo, queda sin embargo abierta la posibilidad de un derecho propio a ciertas sociedades cuyos miembros celebrarían exclusivamente según el rito antiguo.

2. Por lo que se refiere al Concilio Vaticano II, el problema según Mgr. Pozzo no esta tanto en los textos sino en su interpretación y aplicación abusivas según el famoso « espíritu del Concilio. Pero después de tantos y tantos años de casi-monopolio de expresión pública en los medios de comunicación y en la Iglesia, resulta ahora muy difícil separar dicho « espíritu del Concilio » de los mismos textos. Por lo tanto, es necesario hacer comprender esta distinción a la FSSPX (Fraternidad Sacerdotal San Pío X) para que sus miembros puedan aceptar los textos del Concilio.
Cuando le contestamos que la FSSPX conoce bien este argumento y persiste en mantener que hay problemas graves en los mismos textos del Concilio, Mgr. Pozzo modificó su posición:
— Es verdad, añadió, que se encuentran unos pasajes mal formulados y poco claros en esos mismos textos. Ello se debe a que los Padres conciliares querían evitar el lenguaje teológico clásico, para hablar de forma « más comprensible para los hombres de aquella época ». Lo cual pudo ocasionar ambigüedades pero no significa una intención de negar o cambiar la doctrina católica tradicional. Los Padres, al contrario, consideraban que la doctrina católica era cosa adquirida. Solo se trataba de modificar la expresión por motivos pastorales. En esta óptica, es por lo tanto legítimo criticar los pasajes poco claros desde el punto de vista de la doctrina tal como se enseñaba anteriormente. Pero no se debe imputarles un significado heterodoxo, puesto que no había ninguna intención de cambiar la doctrina tradicional. De acuerdo con una sana hermenéutica, se deben entender los pocos pasajes de Vaticano II que plantean problema en un sentido que no contradiga el Magisterio constante anterior, puesto que es el mismo Magisterio que enseña en todas las épocas.
— Así pues se deben distinguir en los documentos, y en cada documento, las re-afirmaciones del dogma y de la fe tradicional, las proposiciones enseñadas como doctrina del Magisterio auténtico de las exhortaciones, directivas, y finalmente de las opiniones y explicaciones teológicas propuestas por el Concilio sin pretender de manera alguna sujetar (pretesa di vincolare) la consciencia católica. Por lo tanto, no se deberá imponer a los católicos la aceptación total de opiniones que el mismo Concilio no quiso imponer con la pretensión de exigir el asentimiento intelectual. Por este motivo, sería útil utilizar las notas teológicas que forjaron a lo largo de los siglos la teología y el Magisterio. Desgraciadamente, hasta algunos obispos hoy en día no son capaces de ver estos matices en los documentos de la Iglesia.

sábado, 8 de agosto de 2009

Ejercicios espirituales anuales

Del 3 al 8 de agosto el R.P. André Forest, fundador de los Canónigos Regulares de San Agustín en Sant’Antimo cerca de Siena vino a predicarnos los ejercicios espirituales anuales.

Nos propuso el tema apasionante y vivificante de las Bienaventuranzas : constituyen la regla de vida del Nuevo Testamento dadas por el mismo Jesús, el camino exaltador trazado por Su gracia, infinitamente más exigente que el decálogo, pero solo ellas son capaces de unirnos íntimamente a Dios en su misterio trinitario:
Bienaventurados aquellos que tienen alma de pobres, porque de ellos es el reino de los cielos […], bienaventurados seréis cuando os insulten, os persigan y cuenten falsamente de vosotros toda clase de maldades a causa de mi. Alegraos, y exultad porque vuestra recompensa será grande en el cielo.
Tal es la paradoja cristiana : participar en los sufrimientos y en la Cruz de Jesús es fuente de alegría interior inconmensurable. “Por ese madero vino alegría para el mundo entero” (liturgia del Viernes Santo).

Mucho le agradecemos al Padre Forest haber difundido en nuestras almas el perfume de la alegría que sus palabras y su cara irradian. Quedará en los Anales de Villatalla como el primer predicador de nuestra pequeña fundación.

Éramos cuatro monjes en esos ejercicios espirituales, entre ellos el hermano Ansgar Santogrossi, Americano, y el joven franciscano de la Inmaculada, el hermano Egidio-María Mariani, Italiano. Ambos tenían el propósito de juntarse con nosotros, pero finalmente se marcharán, uno para seguir con su enseñanza en el Seminario de la Fraternidad Sacerdotal San Pedro en Denton y el otro para volver a su comunidad franciscana.