Una nueva comunidad benedictina tradicional de estricta observancia nació el 2 de julio 2008 en Villatalla, un pequeño pueblo italiano situado en Liguria sobre las alturas de Imperia, muy cerca de Ventimiglia y de la frontera francesa (véase el mapa).
Esta comunidad fue fundada por dos monjes procedentes de la Abadía de Le Barroux (Francia), a petición de Monseñor Mario Oliveri, obispo de Albenga-Imperia. Encontrará aquí algunas informaciones sobre este proyecto monástico y lo ocurrido durante su reciente instalación.
Esta información religiosa es sobre todo una llamada a la caridad de su rezo y una solicitud de ayuda material de parte de quienes la pueden proporcionar. Gracias de todo corazón.

domingo, 28 de febrero de 2010

Requiem para Dom Gerard

Queridos Amigos,
Mañana, 1 de marzo, conmemoraremos el segundo aniversario de la muerte de Dom Gerard († 28 de febrero 2008), nuestro fundador en Bedoin, después en Le Barroux y celebraremos este mismo día la misa de Réquiem a su intención.
Abadía de Barroux: la deposición del cuerpo de Dom Gerard

Deseamos con todas nuestras fuerzas aquí en Villatalla vivir, en su pureza, la gracia monástica y litúrgica recibida por Dom Gerard en 1970, la cuál supo defender y transmitir por su ejemplo y por su palabra talentosa: gracia fundadora de la cual fui un testigo privilegiado, siendo su primer compañero y discípulo, gracia contenida en la búsqueda infinita de la vida interior enriquecida en la doble fuente de la Regla de San Benito y de las costumbres legadas por nuestros predecesores, por una parte, y la tradicional y divina liturgia por otra.

«Con el fin de mantener la unidad interna de la Comunidad, que nunca se concelebre el rito de Pablo VI incluso fuera de nuestro recinto.» (D. Gérard, 25 de abril 1997.)
35 años después, confrontado a un movimiento de contestación, protestará con fuerza: “Repito que nunca jamás quise introducir el uso del nuevo rito. No solo no lo quise, sino que durante 30 años hemos mantenido el rumbo, formando la comunidad en esta fidelidad, desafiando las prohibiciones, transformadas hoy día en permisos, amenizados con felicitaciones de las altas esferas”.
Esta doble fidelidad monástica y litúrgica hace efectivamente, que la vida interior establezca poco a poco su reinado en nuestras almas, tal era su profunda convicción. Es también por esta doble fidelidad que nosotros le testimoniaremos una auténtica piedad. Una verdadera piedad filial que, como lo subraya Jean Madiran, no solo consiste en “saberse deudor insolvente de su mismo ser”, sino “saber también que el patrimonio recibido es para transmitirlo y no para disponer de él”.

La piedad filial no es un “revestimiento accesorio” de la vida monástica, es una “condición de su supervivencia”. Y las severas palabras, pero desgraciadamente verdaderas de Madiran a propósito de la impiedad respecto a la patria se aplican tanto y con más razón a la impiedad religiosa :
“Porque el impío, negligente o indiferente a la vida intelectual y moral que ha recibido, y que sin embargo constituye su ser, el impío ingrato respecto a quienes nutrieron y prepararon su alma, será incapaz de transmitir a su vez esta riqueza inmaterial. Influyente, como se es siempre, por su ser más que por sus discursos, él transmitirá sobre todo su propia indiferencia, su propia ingratitud. El respirara e inspirara un espíritu de ignorancia del patrimonio moral de la patria. Si no honramos, empezamos a descuidar. Nos volvemos indiferentes. Nos encontraremos desarmados frente al escarnio y al desprecio que tarde o temprano terminaran de arrastrarse, y se levantarán en el primer lugar y hablaran alto sin ningún rechazo.” (Jean Madiran, Une Civilisation Blessée au Cœur, p. 34.)
“¡ Que me importa el pasado por el pasado ! exclamaba Gustave Thibon ¿no ven ustedes que cuando estoy llorando por la ruptura de una tradición, estoy pensando sobre todo en el futuro? Cuando yo veo pudrirse una raíz, tengo piedad de las flores quienes mañana se secaran por falta de savia. Tales son para nosotros las razones de mantener ardientemente las formas las más sagradas de la liturgia católica”.


La alegría de los comienzos 1977 en Bedoin, fruto de la gracia fundadora

Así pues, el lunes 1 de marzo, ofreceremos el Santo Sacrificio de la misa con una filial gratitud para el descanso eterno del alma de quien, para muchos, fue un faro en la noche, y para nosotros un padre y un maestro quien supo trazar el camino luminoso de la vida monástica integral.
Animados de este espíritu filial, nos alegramos, por el honor y la memoria de Dom Gerard, de que un oblato italiano de Le Barroux, haya emprendido y propuesto, a través de un sitio internet (romualdica.blogspot.com) una traducción de sus obras en el hermoso y noble idioma de Dante. Queridos amigos italianos, vayan a ver, encontraran aquí un tesoro de vida espiritual para sus almas y el patrimonio auténtico y elocuente de lo que ha constituido el fondo común de la espiritualidad monástica desde sus origines.

Fr. Jehan, mbi